Obispo de Lérida

Ni un paso atrás

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Con gran alegría celebramos el pasado 18 de diciembre la decisión del Juzgado de Barbastro de ordenar la ejecución provisional de la sentencia que condena al Obispado de Lérida y al Museo de Lérida a devolver las 111 piezas que pertenecen a las parroquias del obispado de Barbastro-Monzón. El juez Carlos Lobón ha aceptado así  la petición realizada el 24 de noviembre por Barbastro-Monzón y el Gobierno de Aragón para que se ejecute la sentencia dictada hace un año.

Pero no podemos dormimos. Por un lado, EL 21 de diciembre, la Plataforma de entidades cívicas de Lérida pidió una «acción contundente» para parar la ejecución provisional del Juzgado de Barbastro pues temen por la pervivencia del Museo de Lérida una vez se devuelvan las piezas a Barbastro. En un tono más sensato, pero ya totalmente prescrito y caduco, el Director del Museo de Lérida, Josep Giralt, pidió que las administraciones aragonesas y catalanas dejen la vía judicial y se pongan a dialogar. Hay que recordarle que estos son bienes eclesiásticos, no de ninguna administración pública, y las parroquias propietarias ni pueden ni deben renunciar a la propiedad de las mismas, ni el Obispo de Barbastro-Monzón puede hacer dejación de sus funciones de administrador superior de la diócesis procurando que estas parroquias recuperen lo que se les ha secuestrado. El tiempo del diálogo hace mucho tiempo que pasó, cuando el entonces obispo de Lérida, Monseñor Ramón Malla, allá por el año 1998, inició el litigio canónico y diseñó una enmarañada madeja junto con el Presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, para apropiarse de lo que no era suyo mediante la creación del Museo de Lérida y su consorcio civil-eclesiástico.

Por otro lado, el Círculo de Amigos del Museo de Lérida, ahora que lo ven todo perdido tras 23 años de triquiñuelas legales, acaban de enviar una Carta al Consorcio del Museo de Lérida donde, entre otras cosas, dicen querer acudir al Papa Francisco. En el encuentro de nuestra Plataforma Sijena Sí con el Obispo de Lérida, y en nuestra primera carta al obispo de Lérida, entregada en mano, además de la Carta Abierta de nuestro coordinador, ya advertíamos de la posible judicialización civil del proceso, que nadie deseaba. Allí recordábamos que el Obispado de Lérida pidió ayuda al Vaticano en 1998 para que certificase la propiedad de las 111 piezas a favor de Lérida. Las 26 sentencias vaticanas siguientes condenaron sin paliativos a Lérida a devolverlas a sus legítimos propietarios. ¿Van ahora a apelar de nuevo al Papa? ¿Saltándose además la intermediación del Arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Juan José Omella, porque consideran que «este mantiene un criterio bastante conocido y no escondido a favor de la tesis aragonesa«? ¿Cómo podría ser de otro modo si, como Cardenal, respeta a los tribunales eclesiásticos?

Nuestra Plataforma considera que es un escandaloso despropósito que el actual obispo de Lérida, Monseñor Salvador Giménez Valls –que nos dijo claramente hace dos años que si pudiera devolvería al día siguiente las piezas de Barbastro pero se lo impedía el estar en el Consorcio del Museo- haya participado en la apelación de la sentencia condenatoria del Juzgado de Barbastro. Podría haber pasado a la historia como quien obedeció a los tribunales de la Iglesia e hizo entrar en razón a su clero y a la feligresía leridana. Por nuestra parte, confiamos en que el Vaticano será consecuente con las propias sentencias que dictó y pedimos al Papa Francisco que obligue de paso al Sr. Obispo de Lérida a que obedezca la actual sentencia del juez civil y evite añadir más leña al fuego y más división entre comunidades hermanas. Reiteramos también nuestro total apoyo al Obispo de Barbastro-Monzón, Monseñor Ángel Pérez Pueyo, por su valentía para acabar de una vez por todas con este espinoso asunto que ensucia la credibilidad de la Iglesia y rompe la fraternidad.

Pero no está todo conseguido. Tal como anticipan los Amigos del Museo de Lérida, podrían intentarse presiones serias para que se llegara a una vía de «consenso» político tras tantos pleitos judiciales. Seguimos recordando con estupor cómo, tras haber ganado la propiedad de los bienes de Sijena, el Gobierno de Aragón intentó en 2016 consensuar una propiedad compartida con Cataluña. Es probable que el Obispado de Lérida y los políticos catalanes, como se desprende de las recientes críticas de Alberto Velasco, anterior director del Museo de Lérida, reactiven esta estrategia. Ante ello diremos claramente a los políticos aragoneses: ¡NI UN PASO ATRÁS! ¡Ni en este pleito ni en el de Sijena!

Finalmente, de igual forma que felicitamos al Gobierno de Aragón por sus gestiones para que se reinicien las visitas al Monasterio de Sijena, lamentamos la escasa inversión que se incluye en los presupuestos de este año, que no es acorde a la PNL aprobada recientemente por todos los grupos de las Cortes de Aragón declarando el 2023 como Año de Sijena, reivindicación de esta Plataforma desde su fundación. Pedimos que se incremente en la última tramitación del Presupuesto.

Medios:

Justicia civil en los bienes aragoneses

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Nos parece interesante ofrecer aquí este artículo de Jorge Español Fumanal, abogado del Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y consejero legal en los pleitos de la diócesis de Barbastro-Monzón. Fue publicado por el Heraldo de Aragón el 30 de noviembre de 2020.

A Dios lo que es de Dios y al César, lo del César. Pero, ¿cómo es que la Iglesia no ha tenido más remedio que acudir al César en el litigio de los bienes?

No fueron aquí treinta monedas de plata como las que los rabinos judíos dieron a Judas, sino veinte millones de euros lo que costó a las instituciones políticas catalanes que el Obispo de Lérida Ramón Malla metiese la colección de arte diocesana en un nuevo museo civil para así frustrar la efectividad de la sentencia vaticana dictada sobre los 111 bienes de las parroquias aragonesas, y todo ello, tristemente, con la anuencia del Vaticano en medio de dicho litigio.

La ignorancia de los despistados políticos y juristas aragoneses fue tal, que no se dieron cuenta de que cuando el Vaticano ordenó “devolverlos” al sucesor de Ramón Malla, Mons. Ciuraneta, éste, lejos de hacer esto, pidió permiso a la consejera de cultura catalana Caterina Mieras para “disponer” de ellos, como si acaso fuese su dueño y tuviese entonces que disgregar la colección al hacer una “donación” libre a favor de las parroquias aragonesas.

Pero, como no era dueño, no podía disponer de ellos, sino solo devolverlos, y para esto, no había que pedir permiso a nadie, por mucho incluso que estuviesen metidos con mala fe en esa colección indivisible, pues, las colecciones no se hacen con bienes ajenos, como recientemente ha sentenciado el Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales y en igual sentido el Tribunal Supremo inglés en el caso de los herederos del Dr. Feldmann contra el Museo Británico.

El Obispado de Barbastro-Monzón llegó a plantear un atrevido exequátur, pretendiendo que la justicia civil española le ejecutase la sentencia vaticana, pero fue rechazado a mitad de 2011 por la Audiencia de Huesca, lo que se aprovechó en el Tribunal Constitucional en 2012 para resolver el asunto más antiguo y polémico que allí tenía, el ejercicio del derecho de retracto por el Gobierno de Aragón sobre los bienes del Monasterio de Sijena, que supuso el mazazo definitivo para que Aragón se olvidase para siempre de todos sus bienes. Solo hubo un problema para Cataluña: yo no me olvidé.

Si los más altos tribunales de la Iglesia católica ya juzgaron esto, ¿por qué ahora se acude a la justicia del César? Es muy sencillo. Por un lado, los jueces canónicos nos daban la razón, pero, por otro, los políticos de la Iglesia ponían en Lérida a cuál obispo más desobediente para que estos bienes se quedaran allí. El virtuoso obispo de Barbastro-Monzón Alfonso Milián, recientemente fallecido en loor de santidad, firmó dos acuerdos con sus homólogos de Lérida –fundamentales para ganar el pleito civil-, que estos ni siquiera intentaron cumplir, lo que ha justificado el actual Obispo de Lérida diciendo que era porque actuaban “intimidados” por la disciplina eclesiástica. Para decir dislates tan extravagantes como éstos, es mejor renunciar al cargo.

La brillante Sentencia del Juzgado de Barbastro de 2019 ha vuelto a juzgar por lo tanto este asunto de cero, incluso negando efecto alguno a la sentencia vaticana dictada, aunque luego coincida con ella. Una cosa es que ésta no lleve aparejada una ejecución directa y otra muy distinta es que en un pleito civil no deba ser observada por el juez español de no resultar absurda o injusta. ¿Es lógico que un juez civil quiera interpretar el Derecho Canónico cuando sus mayores expertos son los doctos canonistas del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica que ya se han pronunciado sobre ese asunto concreto? ¿Qué motivos hay para no respetar o no seguir dicha alta sentencia canónica?

En los EE.UU., donde la separación Iglesia-Estado es más rígida que en España, en el asunto Watson versus Jones que trataba de las propiedades de los entes segregados de una diócesis, su Tribunal Supremo estableció: “Cuando una confesión religiosa crea sus propios tribunales para dirimir sus discordias internas sobre el gobierno y administración de sus órganos subordinados, es obligado para los tribunales civiles aceptar sus sentencias como vinculantes, incluso en materia civil, de no resultar absurdas”.

Documentos:

Lérida, erre que erre…

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Pensábamos que no iba a ocurrir, que el obispo de Lérida se pensaría dos veces si apelar la resolución de un juzgado civil que le condena a devolver las piezas de las parroquias aragonesas al obispado de Barbastro-Monzón… Pero no ha sido así. A pesar de haber 26 resoluciones vaticanas a favor de Barbastro, el obispo de Lérida ha decidido ir en contra de la obediencia a los tribunales de la Iglesia. Asombroso. Triste. Escandaloso.

Tanto en 2017 como en 2018 fuimos en persona a visitar al obispo de Lérida para hacerle saber nuestra postura y hacerle entrar en razón. De aquella última visita es la foto de portada. No podemos repetir aquí los mismos argumentos e invitamos al lector a visitar esos enlaces y enterarse de todo el largo proceso.

Resulta inadmisible que un alto prelado de la Iglesia católica, como lo es Mons. Giménez Valls, se atreva en su recurso de apelación a cuestionar y a arremeter contra todo lo sentenciado por los Tribunales del Papa, a los que debe lealtad y obediencia. No solo se conforma con eso, sino que incluso va más allá, hasta el punto de separarse expresamente del acatamiento que mostró a la Sentencia del Juzgado nº 4 de Lérida, que es un tribunal civil y no eclesiástico, que le negaba al Obispado de Lérida que estas 111 piezas fuesen suyas por usucapión, pues, en el recurso de apelación vuelve a usar el mismo argumento.

El Obispo de Lérida está haciendo un grave daño, ya no solo a su homólogo de Barbastro-Monzón y sus antecesores, que han sufrido lo indecible en silencio y oración durante todos estos años el que no se retornen estas piezas a sus parroquias, sino a todos los fieles de esas humildes parroquias aragonesas. Y, lo que es más grave, se está haciendo grave daño a toda la Iglesia Católica, pues hace tabla rasa de toda la disciplina eclesiástica, algo que no se le puede consentir ni por asomo ni a una obispo ni a un párroco.

El actual Obispo de Barbastro-Monzón, Mons. Ángel Pérez Pueyo, siempre ha tendido la mano, siempre ha jugado en el lado de la buena fe y del respeto a lo ordenado por los más altos Tribunales de la Iglesia católica, siempre ha procurado el entendimiento y la colaboración con el Obispado de Lérida, al igual que antes lo hizo su predecesor, Mons. Alfonso Milián, que firmó dos acuerdos de entendimiento con los obispos de Lérida que estos nunca llegaron a cumplir, y lo hiciera anteriormente también Mons. Juan José Omella, actual arzobispo de Barcelona.

Pero todo esto tiene un límite sensato y lógico: reconocer que estas 111 piezas son de estas parroquias aragonesas y que se les deben retornar de forma inmediata y efectiva. Es una obligación que a la par se la impone al Obispo de Barbastro-Monzon el mismo Código de Derecho Canónico, como administrador superior de su diócesis, en su misión de defender a sus parroquias para que estas recuperen sus preciosos bienes, y a su vez, es una obligación que le impone el mismo código al actual Obispo de Lérida: el de reconocer que esas piezas son de dichas parroquias y debe devolvérselas, como han confirmado 26 sentencias eclesiásticas. Para resumirlo todo en una frase evangélica: «No se puede servir a la vez a Dios y al dinero» (Lc 16,13).

Por todo ello queremos manifestar nuestro total apoyo a la reciente petición del Obispado de Barbastro-Monzón para que se ejecute la sentencia y se devuelvan ya las piezas de las parroquias del Aragón Oriental.

Nada de esto nos arredra. Seguiremos esperando en la Justicia, que nos dará la razón a pesar de tantas trabas. ¡Barbastro sí, por justicia y dignidad!

Documentos:

Declaración del Obispo de Barbastro: La Iglesia, una institución libre y abierta.

Nota del Obispado de Lérida:

Medios:

El Tribunal de Conflictos rechaza la competencia de la Generalitat de Cataluña sobre lo que no le pertenece

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Con gran alegría hemos recibido la noticia de una nueva resolución judicial que vuelve a dar la razón al obispado de Barbastro-Monzón en su litigio por los bienes de las parroquias del Aragón oriental.

El Tribunal de Conflictos del Supremo ha desestimado el conflicto de jurisdicción planteado por la Generalitat y resuelve que el juzgado de instrucción 1 de Barbastro es el competente para seguir con el caso de las 111 obras de arte de la Franja. Fue este juzgado el que ordenó en diciembre de 2019 la devolución «inmediata» de las obras de la Franja que están en el Museo de Lérida en las parroquias de la diócesis de Barbastro-Monzón. El Supremo determina que ahora será este mismo juzgado aragonés el encargado de resolver los recursos que puedan plantear las partes.

La decisión del Tribunal de Conflictos, hecha pública ayer a través de un comunicado (la sentencia se notificará en unos días), se ha tomado con rapidez, ya que fue el miércoles cuando se reunió para debatir el asunto. Según ese órgano especial del Supremo, el Juzgado de Barbastro debe resolver sobre la sentencia que dictó el 10 de diciembre de 2019 declarando que los bienes eran propiedad de distintas parroquias aragonesas de las que procedían, y que debían ser devueltos de forma inmediata a las mismas. También debe ocuparse de la tramitación, en su caso, del recurso de apelación ante la Audiencia. 

El juzgado de Barbastro suspendió la ejecución provisional en enero de 2020 al plantear la Generalitat catalana el conflicto de jurisdicción tras dictarse el fallo. La Generalitat había reclamado su competencia «exclusiva» sobre los bienes en litigio por estar incluidos en una colección catalogada de 1.810 objetos, en virtud de una resolución del consejero de Cultura de 20 de mayo de 1999, y por tanto consideraba que su disgregación requería autorización del departamento. Una petición que luego respaldaron tanto el Obispado de Lérida como el Consorcio del Museo Diocesano Comarcal.

Nuestra Plataforma vuelve a pedir, por tanto, la ejecución provisional de la sentencia, dado que no afecta a bienes que puedan ser dañados por un traslado y su exposición en un museo que lleva años con los huecos preparados para exponer estas obras.

PUEDES LEER AQUÍ LA SENTENCIA COMPLETA:

Medios de comunicación:

Barbastro gana el pleito judicial por las piezas en Lérida

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el-obispo-de-barbastro-monzon-angel-perez-felicita-a-los-abogados-de-la-causa-joaquin-guerrero-por-parte-del-obispado-y-alberto-gimenoEn este día tan significativo para nuestra Plataforma, en el que hemos celebrado el segundo aniversario del retorno de los bienes de Sijena desde el Museo de Lérida, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha dado a conocer este miércoles que el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Barbastro ha ordenado la «inmediata devolución» de los 111 bienes de las parroquias de la diócesis de Barbastro Monzón. Contra la sentencia dictada cabe recurso de apelación, en el plazo de 20 días, ante la Audiencia Provincial de Huesca aunque El abogado del obispado ya anunció en su día que si el fallo era favorable pediría la ejecución provisional.

La sentencia dictada por el juez, según ha adelantado el TSJA, estima íntegramente la demanda presentada por el obispado de Barbastro-Monzón, en representación de las cuarenta y tres parroquias de la zona oriental, y desestima en su totalidad las demandas presentadas por el Obispado de Lérida y por el Consorcio del Museo de la localidad leridana de las que absuelve al obispado oscense. El juicio se celebró el pasado mayo.

En su sentencia el juzgador afirma “que los bienes reseñados (en el hecho primero de la demanda principal) son propiedad de cada una de las parroquias de las que proceden y que deben ser devueltos de forma inmediata, a cada una de ellas, por mediación del Obispado de Barbastro-Monzón en su sede social”.

Tras la presentación de la demanda, el Obispado de Lérida ya reconoció que 28 obras eran propiedad del Obispado de Barbastro-Monzón pero mantuvo que las restantes eran de su propiedad ya que habían sido adquiridas mediante usucapión. Igualmente, el Consorcio del Museo de Lérida reconoció la propiedad del Obispado de Barbastro-Monzón sobre 28 de las 111 piezas pero no sobre las 83 restantes y en su escrito solicitaba además que, de estimarse la demanda presentada por el obispado oscense, éste se hiciera cargo de los gastos de conservación de los bienes.

Sobre la cuestión medular del litigio (dirimir de quién es la propiedad de los bienes) recuerda el juez que existe un acuerdo firmado el día 30 de junio de 2008 entre ambos obispados, en el que el Obispado de Lérida reconoce que los bienes pertenecen a las parroquias transferidas a la Diócesis de Barbastro -Monzón, acuerdo en el que no solo se manifestaba que se acataban las resoluciones eclesiásticas sino que también se reconocía que las obras pertenecían en propiedad al obispado demandante.

Las resoluciones eclesiásticas mencionadas en el citado acuerdo de 30 de junio son el Decreto de la Congregación para los Obispos de 8 de septiembre de 2005, después confirmado de forma definitiva por el Decreto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica de 28 de abril de 2007, que resolvió que estas obras pertenecían a las parroquias segregadas (las de Barbastro -Monzón) y que debían devolverse dado que se encontraban en el Museo de Lérida a título de depósito.

El juez centra la cuestión al expresar que: “La relevancia de este acuerdo firmado por ambas partes constituye una declaración en la que, por parte de la demandada, se reconocía inequívocamente la propiedad de las parroquias de la parte aragonesa, y en el que literalmente se indicaba que “ambos Obispados reconocen que la propiedad de los referidos bienes eclesiásticos corresponde a las parroquias transferidas a la Diócesis de Barbastro-Monzón (…)”.

También considera actos propios de reconocimiento de propiedad la posición mantenida por el Obispado de Lérida en el acto de conciliación de fecha 31 de octubre de 2017, en el que su letrado manifestó que “reconocemos el conjunto de sentencias que ha habido tanto de los Tribunales del estado como de las autoridades eclesiásticas…) o la solicitud dirigida a la Consejería de Cultura de la Generalitat para solicitar autorización para disponer de las piezas que se encontraban en posesión del Museo de Lérida”.

Para el juzgador todas ellas son manifestaciones “suficientes e inequívocas para considerar cumplidamente acreditada la propiedad de las parroquias segregadas” y por lo tanto estimar la demanda.

En otro sentido, aunque la parte demandada niega que los bienes tengan consideración de “bienes preciosos” para el juez no cabe ninguna duda ya que el Código de Derecho Canónico considera como tales todos aquellos que tienen un valor notable por razón del arte, de la historia o de la materia. Abundando en esta cuestión argumenta también que la normativa canónica dictada desde 1893 hasta el Código de Derecho Canónico actual recoge la prohibición de enajenar tanto de bienes inmuebles como de bienes preciosos sin la autorización de la Santa Sede y, en concreto, a partir del año 1923 se exige además la autorización del Ministerio de Justicia.

Sobre este punto alude también el juez a que el Decreto del Supremo Tribunal de la Signatura apostólica de 28 de abril de 2007, afirma que la enajenación sin licencia de bienes preciosos no distingue entre personas jurídicas eclesiásticas y entre estas y terceros ajenos a la Iglesia, por lo que entiende que “toda enajenación como las que son objeto de estudio de este pleito, caso de haberse realizado, deberían haberse hecho con la correspondiente licencia”. Y termina su razonamiento afirmando que “la única conclusión que puede alcanzarse de toda la prueba practicada es que las obras reclamadas se encuentran a título de depósito” y reitera que “la parte demandada en este procedimiento -el Obispado de Lérida y el Consorcio del Museo de Lérida- no ha aportado títulos concretos de compraventa, permuta o donación en virtud de los cuales dice que se habría adquirido la propiedad de las obras y tampoco el contexto en el que las diferentes obras se incorporaron al Museo Diocesano, por lo que no cabe llegar a la conclusión de que los bienes se recibieron en virtud de títulos traslativos de la propiedad”, ni que se haya realizado ningún negocio de compraventa con las parroquias aragonesas.

Más adelante, sobre los actos de restauración y conservación de las piezas realizados por el museo leridano, reitera una vez más el juzgador que el Obispado de Lérida no recibió la posesión de los bienes en concepto de dueño si no que los recibió en concepto de depósito, con la finalidad de guardarlos, conservarlos e incluso restaurarlos, y no mediante la realización de negocios jurídicos traslativos de la propiedad.

Vuelve a argumentar que el traslado de los 111 bienes obedeció a diversos factores como eran la creación del Museo por el obispo Meseguer, la intención de que los seminaristas pudieran conocer y estudiar los objetos artísticos de la Iglesia y el evidente riesgo de pérdida de los bienes dada la precaria y acuciante situación económica de las parroquias. Por ello, afirma en su sentencia que “el obispo Meseguer fue paulatinamente incorporándolas (las obras) al Museo, pero sin intención de adquirir su propiedad, sino simplemente de acogerlas, conservarlas e incluso restaurarlas, y ello en el ejercicio de las facultades de administración que el Derecho Canónico le atribuye”.

Incide en que “resulta especialmente relevante el hecho de que hasta el año 1995 las parroquias formaban parte del Obispado de Lérida” por lo que entiende que estas actuaciones “parecen aconsejables en el caso de unas obras pertenecientes a parroquias que dependían de la diócesis demandada y cuando las parroquias carecían de medios económicos para su conservación y restauración”.

Respecto a gastos reclamados por el Consorcio del Museo de Lérida al Obispado de Barbastro-Monzón en concepto de mantenimiento, conservación y restauración de las 111 piezas, el juez desestima lo solicitado por el Museo porque éste no fijó con claridad la cantidad concreta que reclamaba, y tampoco considera válidas las bases incluidas en el escrito de aclaración que presentó en la audiencia previa a la vista oral porque son unas bases que “no sirven para cuantificar los gastos de conservación que reclama”. Basa su decisión primero, en que la finalidad del Museo no solo es la recogida y conservación de las obras, sino también el estudio y la exposición de las colecciones y fondos que lo componen, cuyos gastos no pueden repercutirse al propietario por lo que no cabe incluir gastos de publicidad, propaganda y relaciones públicas o el transporte.

La sentencia, a los pocos días, ha sido recurrida por el Museo de Lérida, argumentando muchos pormenores que han sido rechazados por diversos tribunales eclesiásticos anteriormente, pero que servirán posiblemente para dilatar el que la sentencia sea firme. Desde nuestra Plataforma reivindicamos que se ejecute de inmediato la sentencia sin perjuicio de futuras resoluciones judiciales, dado que todos son bienes muebles.

Medios:

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anula el blindaje del Museo de Lérida

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Sijena-si-museo-lerida

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha anulado el acuerdo del gobierno de la Generalitat, de fecha 27 de diciembre de 2016, por el que se declaró de interés nacional el Museo de Lérida, Diocesano y Comarcal.

La sentencia explica que los demandantes, los Obispados de Barbastro-Monzón y de Huesca-Jaca, han considerado que la Generalitat realizó esta declaración como museo de interés nacional para impedir el traslado de los bienes de parroquias aragonesas que están allí en depósito. Las dos diócesis altoaragonesas han mostrado su «satisfacción» -mediante escuetos comunicados- por la sentencia del TSJC que ha anulado el acuerdo tras estimar el recurso interpuesto por ambas.

Se consideraron «afectados» porque en el Museo de Lérida hay bienes y objetos de arte, en depósito, que pertenecen a las parroquias aragonesas. En concreto, 111 al Obispado de Barbastro-Monzón, cuya devolución ha demandado por vía civil en el juicio celebrado en Barbastro entre los días 16 y 17 de mayo, y tres piezas procedentes del Obispado de Huesca-Jaca. El recurso de este último fue similar y se basó en la propiedad del frontal de la iglesia de Berbegal, dos tablas góticas de la iglesia de Peralta de Alcofea y la portada románica de la antigua iglesia de El Tormillo, todos en Lérida.

Además, en aquellas fechas, estaban en el Museo de Lérida las 44 piezas procedentes del Monasterio de Sijena, pendiente de que se ejecutara la sentencia del Juzgado de Huesca que se llevó a cabo el 11 de diciembre de 2017 con auxilio de la Guardia Civil.

La situación, entonces, era «diferente» respecto a las piezas y obras de arte de ambos obispados aragoneses porque no estaban pendientes de sentencia por la vía civil sino de «reclamaciones». En el caso concreto de Barbastro-Monzón hay sentencias favorables por vía eclesiástica que no han servido de nada por la reiterada negativa del Obispado de Lérida que acató pero no cumplió la sentencia del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica.

El tribunal impone a la Generalitat el pago de las costas, para las que fija una cuantía máxima de 2.000 euros. Contra esta sentencia cabe recurso de casación, que deberá prepararse en un plazo de 30 días desde su notificación.

Medios:

Mareando la perdiz

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Quim-Torra

El pasado viernes, 3 de mayo, la Generalitat de Cataluña ha pedido que se suspendiera el inicio del juicio por los 111 bienes de las parroquias del Aragón Oriental. Plantea que no está personada en la causa, a pesar de presidir el Consorcio del Museo de Lérida y quiere presentarse como parte coadyuvante.

Como se recordará, el juez de Barbastro tuvo que rechazar  hace un año la propuesta de que el juicio se celebrara en Cataluña; en septiembre, la vista previa quedó aplazada por una lesión en ambos pies del abogado que representa a la diócesis de Lérida; en el último mes, el obispado de Lérida ha presentado su documentación en catalán, lo que ha supuesto la necesidad de correr a traducirla, dado que el juez no la ha desestimado a pesar de no ser un idioma oficial en Aragón; ahora es la Generalitat la que se interpone en el flujo de este proceso judicial para evitar que arranque el juicio según la fecha prevista… A todo esto, en nuestra tierra, se le llama «marear la perdiz».

Joaquín Guerrero, letrado de la diócesis de Barbastro Monzón, manifestaba su sorpresa porque “la Generalitat dice que se ha enterado ahora de que hay un juicio pese a que preside el Consorcio del Museo, en cuyas actas ha quedado constancia de este proceso judicial”. Desde el Obispado de Barbastro Monzón estiman que la petición de la Generalitat no debería suponer la suspensión del juicio dado que han tenido información de él durante los últimos 17 meses desde que se presentó el pleito y pueden alegar al finalizar el juicio.

Según uno de los colaboradores del equipo jurídico, Jorge Español, «sorprendentemente la Generalitat aparece siempre cuando menos se la espera, y después de llevar un año en marcha este pleito, con enorme eco mediático, lo hace días antes de iniciarse el juicio alegando desconocimiento». A su juicio, «si la Generalitat no ha comparecido antes, no es porque no conociera la pendencia de este asunto, como pretende, sino que ha comparecido ahora con calculada estrategia para entorpecer y dilatar al máximo la previsible victoria aragonesa en el litigio».

Español ha recordado que la cuestión de la catalogación catalana de los bienes y su indivisibilidad, aspectos alegados actualmente, ya fue dilucidada por el Tribunal Supremo en una sentencia que argumentaba que la catalogación de este fondo depositado por el Obispado de Lérida en el museo de la localidad «no tiene efectos jurídicos frente a los propietarios legítimos de otras comunidades».

Desde la Plataforma Sijena Sí reiteramos nuestro apoyo total a la causa del Obispado de Barbastro-Monzón y nuestra impaciencia con estos nuevos intentos de dilación que se suman a la larguísima espera por que los bienes, declarados propiedad de las parroquias aragonesas en 26 sentencias vaticanas, sigan sin volver a casa.

Ecos en los medios de comunicación:

Carta abierta al obispo de Lérida

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2018_07_07-Juan-Yzuel

El Coordinador de nuestra Plataforma, Juan Yzuel, ha dirigido una «Carta abierta» al obispo de Lérida que reproducimos aquí íntegramente.

«Monseñor Salvador Giménez Valls
Obispo de Lérida

Querido Don Salvador:

El pasado 7 de julio, varios miembros de la Plataforma Sijena Sí nos sentamos con usted para presentarle el “Manifiesto de Roda de Isábena”, que había sido proclamado unas semanas antes al término de una caravana ciudadana. Un año antes ya le habíamos llevado en mano a usted una carta con nuestras reivindicaciones y en apoyo del Obispado de Barbastro-Monzón en los litigios por los bienes de las parroquias del Aragón oriental.

Quiero darle las gracias de corazón por haber aceptado tener esta reunión y habernos permitido manifestar nuestras peticiones en ese encuentro en el que participaron, entre otros, los alcaldes de Villanueva de Sijena, Roda de Isábena, Berbegal y Peralta de Alcofea, pueblos todos afectados por el Museo Diocesano y Comarcal de Lérida, además de varios voluntarios de nuestra Plataforma.

A través de esta carta abierta deseo volver a recordarle los pormenores de ese diálogo y enfatizar los puntos que considero más importantes. No lo hago esta vez solo como Coordinador de la Plataforma “Sijena Sí”, sino, ante todo, como hermano en Cristo y hablando con la libertad de los hijos de Dios.

Permítame recordar, dado que esta es una carta abierta, el meollo de la cuestión. En 1995, cuando Roma reorganizó el territorio de la diócesis de Lérida para hacerlo coincidir con los límites territoriales entre comunidades autónomas siguiendo las directrices del Concilio Vaticano II, la Diócesis de Barbastro-Monzón comenzó a reclamar que volviesen a Aragón las piezas que pertenecían a las parroquias aragonesas y que estaban en el Museo Diocesano de Lérida en calidad de depósito.

Durante diez años, la Diócesis de Lérida buscó la solución de este conflicto a través de los tribunales eclesiásticos que, uno tras otro, y así hasta en 26 ocasiones, fueron dando siempre la razón a la diócesis aragonesa. Las resoluciones y sentencias vaticanas de este rocambolesco asunto fueron zanjadas con una “Decreto Definitivo” de la Signatura Apostólica de 28 de abril de 2007.

A pesar de ello, y agotadas todas las instancias judiciales vaticanas, el obispo de Lérida, Monseñor Ramón Malla, siguió negándose a entregar los bienes. Para evitar esa devolución, pidió ayuda a las autoridades civiles catalanas y fue tejiendo un enmarañado Consorcio –el del “Museo Diocesano y Comarcal”– con la participación del Ayuntamiento de Lérida, el Consejo Comarcal del Segriá, la Diputación de Lérida y la Generalitat de Cataluña. Esta última, con el propósito de impedir el retorno de los bienes del Aragón Oriental, llegó incluso a catalogar como catalanas estas obras aragonesas. Amparados luego por ese engendro político-eclesiástico, los siguientes obispos de Lérida han seguido desobedecido de forma alarmante al espíritu y la letra de las sentencias vaticanas. De una forma que sorprende a propios y extraños, no han tenido inconveniente en firmar ante la Nunciatura cuantos acuerdos fueran necesarios reconociendo la propiedad de 111 piezas artísticas a favor de las parroquias aragonesas, sabedores de que nadie se los haría cumplir. El caso de nuestros bienes es el vivo retrato del desgobierno vaticano que hasta ahora ha imperado en la Iglesia y que el Papa Francisco quiere finiquitar para siempre.

Forzado por esta larga, triste y desleal actitud, el actual obispo de Barbastro-Monzón, Monseñor Ángel Pérez, tuvo que iniciar el pasado 13 de febrero una reclamación por la vía civil para forzar el cumplimiento de las sentencias eclesiásticas y que acabe de una vez por todas esta situación que escandaliza a miles de católicos al ver que la propia Iglesia no es capaz de resolver sus problemas internos.

Este pleito por la vía civil es absolutamente inédito en la historia de la Iglesia española, y posiblemente en el resto del mundo. San Pablo ya advierte que los asuntos de los cristianos sean juzgados por los propios cristianos y no por las autoridades civiles: “Y cuando tenéis pleitos de este género ¡tomáis como jueces a los que la Iglesia desestima! Para vuestra vergüenza lo digo. ¿No hay entre vosotros algún sabio que pueda juzgar entre los hermanos? Al contrario, un hermano pleitea con otro en los tribunales de los no creyentes” (1 Cor 6,4-7). El mismo Señor nos previene contra dar más importancia a la práctica religiosa que a la justicia, que puede acabar en los tribunales: “Si mientras llevas tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene queja de ti, deja la ofrenda delante del altar, ve primero a reconciliarte con tu hermano y después vuelve a llevar tu ofrenda. Con quien tienes pleito busca rápidamente un acuerdo, mientras vas de camino con él. Si no, te entregará al juez, el juez al alguacil y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás hasta haber pagado el último céntimo” (Mt 5,23-26).

Cuando la propia Iglesia es incapaz de hacer cumplir sus propias sentencias, es cuando se impone acudir a la tutela efectiva de los jueces y tribunales, pues, si no, se ampararía el abuso de derecho y el fraude a los propios tribunales eclesiásticos. Ciertamente, el Obispo de Barbastro-Monzón nunca pretendió acudir a la jurisdicción estatal española, pero, ante la constante desobediencia a la propia Iglesia de los distintos obispos de Lérida, no ha tenido más remedio que hacerlo. Y no solo por hacer justicia a sus parroquias, sino para devolver a la Iglesia su buen nombre y su prestigio.

La Secretaría de Estado del Vaticano ya solicitó formalmente al Obispado de Lérida en 2009 que retirase estos bienes aragoneses del museo diocesano. En nuestra reunión, nos dijo usted que era su deseo acabar con todo esto, pero reiteró que tenía las manos atadas, que no podía entrar en el Museo con una camioneta y llevarse sus piezas porque están ahora dentro de un Consorcio y cometería un delito. Pero hay varias fórmulas para hacerlo.

La primera es la que le sugerimos el año pasado: dé un paso al frente y corrija los errores de sus antecesores en el cargo. Obedezca al Papa y a sus tribunales, que es lo que un obispo fiel debe hacer. Dice usted que se lo impiden, pero eso tiene una fácil solución: sálgase del Consorcio del Museo Diocesano y Comarcal de Lérida. Nada le obliga a permanecer en él. Retire las piezas de Barbastro-Monzón y devuélvalas.

La segunda, si no es capaz de hacer la anterior, es ser leal a sus compromisos y no poner más palos en las ruedas de la Justicia. Y es aquí donde llegó al máximo nuestra indignación con su actitud, como le manifestamos. Si es verdad que usted no ha cambiado en absoluto su deseo de obedecer sin reservas la resolución del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y facilitar el cumplimiento de la sentencia, ¿cómo se entiende su último giro ante el pleito civil? Sorprendentemente, el pasado 10 de mayo se desdijo públicamente al afirmar que 88 de las piezas sí le pertenecían, basándose en argumentos ya desestimados por las más altas instancias judiciales eclesiásticas.

Ante nuestra pregunta por este giro, usted alegó, para justificarse, que se debe también a sus fieles diocesanos y a la defensa de los intereses legítimos de la Iglesia local. Pero ese, sabe usted que no es un argumento válido y encubre una desobediencia al Papa y a sus tribunales de justicia, que ya examinaron uno por uno los supuestos documentos de propiedad. ¿De veras puede usted anteponer su voluntad a lo ya dictaminado finalmente por la Iglesia?

Es verdad que algunos de sus diocesanos se amparan en una ley civil catalana, dictada expresamente para blindar los bienes eclesiásticos, para justificar el secuestro de estas piezas. Recapacite. Permítame recordarle, ante la supuesta defensa de los intereses de sus diocesanos, un artículo del abogado Jorge Español que desmonta el argumento catalán: “El Tribunal Supremo inglés, en el caso de los herederos del doctor Feldmann contra el Museo Británico, cuya preciosa colección de arte no puede ser disgregada sin permiso del Parlamento británico, ya dijo en Sentencia de 27/5/2005 que, si una pieza de la colección fuese objeto de una Sentencia que dijese que el título de compra del Museo Británico fuese ilegal, entonces, dicha pieza debía devolverse a su dueño, con el efecto de que, la misma, es como si nunca hubiese formado parte de la colección indivisible del Museo Británico. En igual sentido sentenció nuestro Tribunal Supremo español en Sentencia de 26/5/2015 al constatar que la colección del Museo de Lérida carece de efectos jurídicos para retener piezas que no son propiedad de dicho Museo” (Diario del Altoaragón, 26/6/2016).

Con dolor vimos que no fue usted capaz de explicar por qué ahora el Obispado de Lérida ya no reconoce que debe devolver 111 piezas, porque 88 de estas, según usted, son ahora suyas. ¿Qué ocurre Sr. Obispo, que, mientras la Iglesia le permitía desobedecer, no había problema alguno en reconocer la propiedad de esas 111 piezas, y ahora que el pleito ha pasado a la vía civil, que ordenará que esas piezas se devuelvan forzosamente, hay que desdecirse rápidamente y negar que 88 piezas no deben ser devueltas porque ahora las reclama para sí el Obispado de Lérida? No nos cabe sospechar otra razón, a pesar de su mezquindad.

Para quitarle importancia al asunto, nos dijo usted que este tema de los bienes era un pequeño problema comparado con otros que hay en el mundo, mucho más importantes y urgentes. ¿Desobedecer al Papa y a sus tribunales de justicia, dice usted que es un asunto menor? La cultura de la desobediencia en la Iglesia, que tanto está aflorando en estas últimas semanas, parece estar próxima a su fin gracias al Papa Francisco y, con ella, la presencia en las diócesis de obispos corruptos. Por favor, no sea uno de ellos. A tiempo está de evitarlo.

Aún así, no le falta razón. ¿Cómo comparar las reivindicaciones que hoy intentamos defender ante el hambre, la guerra, el genocidio, los derechos aplastados de los pobres del mundo, la situación de la mujer, los abusos de niños, la falta de libertad en tantos países…? Pero, al afirmar esto, mírenos a los ojos. Los que nos sentamos con usted el 7 de julio pasado y cientos de personas que apoyan nuestra plataforma somos gente que llevamos en la piel las heridas de haber luchado por muchas causas “importantes”. ¿Por qué cree entonces que nos hemos metido en este berenjenal tan prosaico y provinciano? Se lo voy a decir: porque la injusticia y la indignidad a la que son sometidos los pequeños de este mundo también está presente en este conflicto.

Como dijimos en nuestro último manifiesto, Sijena, Roda y el resto de monasterios, ermitas, iglesias, castillos o yacimientos expoliados son el símbolo de la desigualdad entre los débiles del medio rural y las grandes urbes que acumulan nuestras riquezas con la excusa de su conservación. Aquí nos queda el vacío, la soledad y la falta de recursos económicos para el desarrollo sostenible de un futuro para nuestros hijos. Recuperar Sijena, recuperar Roda, recuperar los bienes de las parroquias aragonesas, no es un mero acto simbólico, es un canto a la Vida y la Esperanza de cientos de pueblos al borde de la desaparición, sean estos aragoneses, castellanos, extremeños, andaluces o gallegos. No podemos olvidar el expolio que los museos de Barcelona han llevado a cabo durante más de un siglo con sus propios pueblos catalanes para llenar los templos de arte de la burguesía acomodada (véase el caso de las pinturas románica del Valle de Boí). También con ellos nos solidarizamos.

Nos pidió usted que no usáramos a la ligera el término “expolio”, dado que el Obispo Meseguer, que fue quien comenzó en el siglo XIX a proteger este patrimonio, lo hizo por obediencia al Papa León XIII que vio el peligro de que muchos pequeños párrocos que no apreciaban el valor del arte histórico lo malvendieran para remediar las necesidades urgentes de sus parroquias. No lo hemos usado aquí porque seguro que el obispo Meseguer obró de buena fe. Empero, los bienes de Aragón están solo en “depósito” en Lérida y la Santa Sede no le ha reconocido a su diócesis ningún título válido de propiedad. Le pido, de corazón, que no sea usted quien siga colaborando, como alguno de sus antecesores, a que esto se convierta en un verdadero expolio por acción o por omisión.

El próximo 10 de septiembre, en la audiencia previa al juicio, se pedirá que usted testifique como parte demandada, junto con otros obispos que le han precedido en el cargo, para clarificar esta propiedad. Ante este lamentable espectáculo mediático, escándalo para muchos católicos, ante tanta desobediencia hasta ahora consentida, ocasión de crítica para muchos que no lo son, decida de qué lado está. Ayude a la Iglesia a acabar con este enconado pleito. Ayude, siendo “cooperador de la Verdad” –como lo fue San José de Calasanz, el gran santo aragonés–, a que la cultura evangélica que está promoviendo el Papa Francisco en el seno de la Iglesia se haga realidad. Dedíquese luego a sus labores pastorales –lo que usted nos manifestó, justamente, que es su mayor preocupación– y a seguir construyendo una Iglesia del Señor llamada a ser pobre, profética, servidora, solidaria y libre.

Orando de corazón para que el Señor le ilumine, reciba un abrazo fraterno,

Juan Yzuel Sanz»

Reunión con el Obispo de Lérida

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Esta mañana, un grupo de veintidós personas de la Plataforma Sijena Sí ha hecho entrega del “Manifiesto de Roda de Isábena” al Obispado y al Museo de Lérida.

 La reunión en la casa del obispo ha tenido lugar a las 11 de la mañana. Junto al Obispo, Salvador Giménez Valls, ha estado presente su Canciller y Secretario General, Víctor Manuel Espinosa. Por parte de la Plataforma han participado los alcaldes de Roda de Isábena (Joaquín Montanuy), Villanueva de Sijena (Alfonso Salillas), Berbegal (José Carlos Boned) y Peralta de Alcofea (Obdulia Gracia), además de tres miembros del grupo de Barbastro (Carlos Jurado, José Luis Pascual y Juan Carlos Rafel) y de Los Monegros (Salvador Ariste y Juan Yzuel, coordinador de la Plataforma).

El encuentro ha transcurrido de una forma cordial y sincera. La Plataforma ha comenzado agradeciendo esta posibilidad de explicar al obispo sus reivindicaciones y presentarle el “Manifiesto de Roda de Isábena”, cuyos puntos principales han leído, mostrando el apoyo de la Plataforma a que vuelvan los bienes de las parroquias aragonesas y la indignación de muchas personas ante lo que ha parecido como un cambio desleal por parte del obispo de Lérida en el mes de mayo al anunciar que 88 piezas de las 111 le pertenecían, contradiciendo así su afirmación previa en sede judicial (31 de octubre pasado) en la que reconoció que no tenía la propiedad de estas piezas, tal como determinaron las sentencias de los tribunales eclesiásticos. Luego le han vuelto a recordar que, como pidió el Nuncio, podría salirse del consorcio del Museo y devolver lo que no pertenece a su diócesis.

El obispo ha respondido afirmando que su principal cometido en la diócesis es la evangelización y el cuidado pastoral de las gentes de Lérida, lo que no quita que deba prestar atención a temas como el de los bienes, que también tiene su importancia y que asumió resolver al hacerse cargo de la Diócesis hace tres años. Esta fidelidad a la diócesis implica recordar que compartimos una historia y un patrimonio comunes. Él no puede actualmente devolver los bienes sin más, dado que están en el consorcio del Museo. Ha afirmado esto poniendo un ejemplo: “Si yo tuviera una furgoneta y cargara ahora mismo las piezas, iría a la cárcel, dado que están en el Museo de Lérida”. Esto no quita que desee que se acabe de una vez por todas este pleito y confía en que ayude a ello la vía civil que ha emprendido el Obispado de Barbastro-Monzón.

A esto le ha respondido la Plataforma instándole a que haga todo lo posible por no poner palos en las ruedas y se mantenga en la afirmación inicial de que estos bienes no son de Lérida, sino de las parroquias de Barbastro-Monzón, tal como indican 26 sentencias de tribunales eclesiásticos. Le han recordado que las alegaciones que presentó en mayo el Museo y la Diócesis de Lérida se basan en documentos que ya fueron desestimados por la Iglesia. Volver de nuevo a la casilla cero sería un entorpecimiento claro a la ejecución de las sentencias vaticanas. Por otra parte, la Plataforma no contempla ningún arreglo extrajudicial que no sea la vuelta incondicional de los bienes a Aragón.

La alcaldesa de Peralta de Alcofea ha aprovechado este momento histórico para dar gracias al obispo por haberles recibido dado que en los 22 años de historia del contencioso de Berbegal, El Tormillo y Peralta de Alcofea (que pertenecen a la Diócesis de Huesca), nunca habían sido recibidos por ningún obispo ilerdense. Le ha hecho entrega de una carpeta con copias de todo lo realizado por los anteriores obispos de Huesca (Javier Osés y Jesús Sanz) por conseguir el retorno a sus pueblos de estas piezas de arte y le ha manifestado la intención de la Plataforma de reabrir este expediente con el actual obispo de Huesca, Julián Ruiz.

La Plataforma ha recordado al obispo que no hay ninguna motivación política en estas reivindicaciones. Esto no es una guerra entre Aragón y Cataluña ni tiene nada que ver con el conflicto actual entre independentistas y constitucionalistas. Es un tema de justicia y dignidad. Al igual que la Iglesia cuida y protege el derecho de los pequeños grupos étnicos en América o África a su lengua y su cultura, a la Vida en definitiva, debe también oír el clamor de los pueblos de Aragón y otros lugares (entre ellos pueblos de Cataluña) que han sido desposeídos de su patrimonio para que este fuera a engordar los fondos de los museos y exposiciones de las grandes ciudades, dejando al medio rural sin pasado y sin futuro. El arte sacro también ayuda a luchar a vertebrar el territorio y combate la despoblación al crear riqueza y trabajo. Pero, ante todo, permite a la gente compartir una historia y sentirse cerca de sus antepasados que rezaron ante esas imágenes o que las pagaron con sangre, sudor y lágrimas.

El obispo ha agradecido esta visita y ha pedido a la Plataforma que no se use a la ligera el término “expolio”, dado que el Obispo Meseguer, que fue quien comenzó en el siglo XIX a proteger este patrimonio, lo hizo por obediencia al Papa León XIII que comenzó a ver el peligro de que muchos pequeños párrocos que no apreciaban el valor del arte histórico lo malvendieran para remediar las necesidades urgentes de sus parroquias. La Plataforma ha respondido que ese término lo reserva para las pinturas murales de Sijena, que considera un verdadero expolio, y no para otras piezas que considera patrimonio emigrado o ilegalmente vendido.

Tras el encuentro, los miembros de la Plataforma han leído entre todos y todas el “Manifiesto de Roda de Isábena” a las puertas del Museo de Lérida. Tras cantar el Himno “Sijena Sí”, han hecho entrega de una copia del Manifiesto al Director de Museo que, habiéndose excusado por estar en una reunión en Barcelona, ha delegado en una de las trabajadoras del Museo para recibirlo.

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Roda de Isábena ¡Sí!

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2018-06-17-Sijena-Si-Roda-de-Isabena (12)

Más de cien personas hemos llegado a Roda de Isábena convocados por la Plataforma Sijena Sí. Hemos salido por la mañana en autobús desde Zaragoza y hemos ido recogiendo gente en Lanaja, Sariñena, Peralta de Alcofea y Berbegal para llegar a Barbastro y hacernos una foto a las puertas del Museo Diocesano. Luego hemos continuado hasta Graus, donde el ayuntamiento nos ha obsequiado con un chocolate y unas palabras de alcalde, José Antonio Lagüéns. La caravana ha proseguido hacia Roda de Isábena con varios coches y motos acompañando al autobús.

En la escalinata de la catedral de Roda de Isábena se ha hecho un acto presentado por Marie Loscertales, del grupo de Monzón. Hemos sido recibidos por su párroco, Aurelio Ricou, el alcalde, Joaquín Montanuy, y el Presidente de Turismo de la Comarca de la Ribagorza, Manuel Lalueza. Tras ser leído el «Manifiesto de Roda de Isábena» por muchas personas hemos cantamos el himno «Sijena Sí«. Seguidamente unos niños han hecho entrega al párroco y al alcalde de una pancarta con el texto «Roda de Isábena ¡Sí!» que viene a unir simbólicamente la causa de Roda a las del resto de pueblos cuyo patrimonio retiene el Museo de Lérida y otras instituciones catalanas. La sorpresa final la ha dado el coordinador de Sijena Sí, Juan Yzuel, cuando ha anunciado que el Manifiesto será llevado en mano al Obispo de Lérida para que reconsidere su cambio de postura y su desobediencia a los tribunales eclesiásticos.

La paella final, servida por Paellas Gigantes Aragonesas, ha puesto un broche de oro a una jornada festiva y fraterna en la que hemos disfrutado muchísimo.

Gracias a todos los que habéis apoyado esta acción con vuestra presencia o trabajo. Gracias también a todos los periodistas y cámaras de los medios de comunicación que se han desplazado hasta estas localidades.

 

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