Pinturas del Valle de Boí

El valle catalán de Boí, siguiendo a Sijena, también reclama sus pinturas

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El valle catalán de Boí, en la provincia de Lérida, podría replicar el caso de las pinturas murales de Sijena y reclamar al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) la devolución de sus conjuntos pictóricos, que, al igual que ocurrió en el cenobio aragonés, fueron arrancados de los muros de sus iglesias en una supuesta operación de salvamento y trasladados a la ciudad de Barcelona.

La alcaldesa de este valle pirenaico, Sonia Bruguera (Esquerra Republicana), señala que se trata de un deseo «al que no debemos renunciar». «Todavía no hemos realizado una petición de forma oficial. La actual pandemia nos mantiene en un momento complicado, pero, una vez que la situación se normalice, es un tema que tenemos previsto retomar», indica. Dentro de sus planes, está iniciar conversaciones con el MNAC y estudiar las diferentes opciones.

La idea de la reclamación ha resurgido con fuerza en el valle de Boí a raíz de la celebración este mismo lunes del 20 aniversario de la declaración de sus nueve templos románicos -ocho iglesias y una ermita- como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. De hecho, recordando ese 30 de noviembre del año 2000, sus templos han hecho repicar al unísono sus campanas y además, han sido celebrados varios actos, incluyendo una visita a la iglesia de Sant Climent de Taüll, que, a través de una cuidada proyección, permite admirar sobre sus muros vacíos la riqueza de las pinturas que salieron en dirección a Barcelona.

La alcaldesa del valle de Boí, situado en la provincia de Lérida e integrado por nueve núcleos de población, asegura que la idea de la reclamación ya estaba en los planes de su antecesor en el cargo, impulsor de la declaración de la Unesco, y además, considera que es un deseo compartido por los habitantes de la zona. «¡Qué mayor satisfacción podrían tener que ver las pinturas en su lugar de origen!», exclama Bruguera, convencida además de que, al igual que ocurrió con aquella declaración, supondría un nuevo impulso turístico y económico para este valle pirenaico.

El caso comparte muchas similitudes con la reclamación aragonesa. De hecho, ambos son conjuntos románicos de gran valor pictórico, que fueron arrancados de los muros de sus templos y que acabaron expuestos en el MNAC, donde, una vez adheridos a telas, fueron colocados en espacios que evocan la arquitectura de sus lugares de origen.

En el caso de Boí, las pinturas fueron arrancadas a principios del siglo XX, en diferentes operaciones llevabas a cabo por la Junta de Museos, cuya misión era nutrir de obras al Museo de Arte de Cataluña, embrión del actual MNAC.

La alcaldesa del valle de Boí también insiste en que el mayor reto que deben asumir si siguen adelante con la reclamación de sus pinturas está en las «complicaciones» de su traslado y después, en su mantenimiento y vigilancia. «No es un tema fácil, pero no lo debemos olvidar, ya que es el anhelo de todos», insiste.

(Texto extraído de la noticia de Patricia Puértolas en el Heraldo de Aragón)

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